sábado, 14 de noviembre de 2009

CEIP San Walabonso: un ejemplo de voluntad.

Para empezar, creo que todo lo que diga sobre este colegio se quedará corto. Se me hace difícil pensar que existen colegios como este, la verdad. El trabajo y el esfuerzo que han hecho en este pequeño pueblo de Huelva es algo admirable, algo que debería servir de ejemplo a todas las escuelas del país.

¿Cómo es posible que niños y niñas de apenas 10 años sepan crear su propia página web? ¿Cómo se te queda el cuerpo cuando ves a unos niños decirle a su maestro que quieren aprender más? ¿Cómo te comes que los propios niños enseñen a gente de más edad que ellos? ¿Acaso es que se trata de niños superdotados? No, sólo hace falta voluntad y empeño.

Como bien explicó Fernando García Páez, en el CEIP San Walabonso no habían muchos recursos para aplicar las nuevas tecnologías en sus aulas, pero después de ver el ambiente de trabajo y de constancia que se respiraba, he de decir que tampoco les hacía falta, ya que consiguieron lo que nadie ha conseguido nunca: despertar en los niños la ilusión por aprender por medio de las TIC.

Formación, entretenimiento, metodología, práctica, adaptación...es la solución a los problemas que ha tenido -y por desgracia tiene- la escuela, una escuela que se basa en los sistemas tradicionales de enseñanza, que no sabe adaptar y aprovechar las nuevas tecnologías, y que después es la misma que se queja de que el nivel de aprendizaje de los alumnos es bajo.
Como bien dijo Fernando García, integrar las TIC en el aula tiene más que ver con la pedagogía que con la tecnología. Además, la finalidad es la misma: centrar la educación en el alumnado, aunque desde una perspectiva en la que los niños sean los protagonistas de su aprendizaje.

He de decir que de todas las técnicas de aprendizaje y de todos los ejemplos que nos enseñaron sobre el trabajo, el ejemplo que más me impactó fue el del fomento de la lectura en los alumnos a base de grabarlos en audio y después colgar en Internet cada capítulo de El Lazarillo de Tormes contado por ellos mismos.

Simplemente..."el anzuelo no tiene que gustar al pescador, sino al pescado".

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